No se ven en mis ojos,
inundan mi alma, desolada,
sucumbo en el hastío,
ni el brillo de tus ojos asoma a mi guarida.
Atisbos de tu presencia,
conjugados a recuerdos,
osan movilizar a esta débil criatura,
que cae y se sostiene en la ilusión...
De un regreso,
de un encuentro,
de un reencuentro,
aunque más no sea en mis dolorosos sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario